En muchos países el invierno está asociado a la estación más lúgubre y fría. La "muerte" de la Naturaleza (antes del sobre calentamiento del planeta, se iniciaba cuarenta días después del equinoccio de otoño (22 de septiembre), precisamente con el Día de Todos los Santos, el 1 de noviembre. Se rinde culto a los muertos y en estos días (el día 2 es el día de las almas, día de los muertos) y se vinculan con la vuelta de sus almas durante estos días y a diversas manifestaciones de su presencia entre nosotros.
La Iglesia primitiva acostumbraba a celebrar el aniversario de la muerte de un mártir en el lugar del martirio. Frecuentemente, los grupos de mártires morían el mismo día, lo cual condujo naturalmente a una celebración común. En la persecución de Diocleciano, el número de mártires llegó a ser tan grande, que no se podía separar un día para asignársela. Pero la Iglesia, creyendo que cada mártir debía ser venerado, señaló un día en común para todos. La primera muestra de ello se remonta a Antioquía en el Domingo antes de Pentecostés.
También se menciona este día en común en un sermón de San Efrén el Sirio en 373. En un principio, sólo los mártires y San Juan Bautista eran honrados por un día especial. Otros santos se fueron asignando gradualmente, y se incrementó cuando el proceso regular de canonización fue establecido; aún, a principios de 411 había en el Calendario caldeo de los cristianos orientales una “Commemoratio Confessorum” para el viernes. En la Iglesia de Occidente, el papa Bonifacio IV, entre el 609 y 610, consagró el Panteón de Roma a la Santísima Virgen y a todos los mártires, dándole un aniversario.
Gregorio III (731-741) consagró una capilla en la Basílica de San Pedro a todos los santos y fijó el aniversario para el 1 de noviembre. Gregorio IV extendió la celebración del 1 de noviembre a toda la Iglesia, a mediados del siglo IX.
En España, dentro de la tradición católica, se realiza una visita a donde yacen los seres queridos, que ya han fallecido, les dejan flores en las tumbas y rezan por ellos. Además, suelen comer los típicos dulces de las fiestas que son los huesos de santo y los buñuelos.
- En Cádiz se celebra el 31 de octubre los Tosantos, disfrazando a los conejos, puercos y gallinas de los mercados de la ciudad; también se hacen muñecos con frutas, verduras y frutos secos que reflejan de modo crítico y humorístico la realidad social del año. Así como muchos políticos, personajes de la prensa rosa, gente del Carnaval de Cádiz, así como gente que ese año ha tenido un papel importante en Cádiz, España o incluso el mundo.
Durante la jornada de hoy hemos degustado dulces típicos de esta festividad. Las dos unidades de tres años nos hemos unido para realizar esta actividad dirigida por la Sta. Antonia.
Huesos de santo, pestiños, buñuelos...mmmm ¡¡qué ricos!! He de destacar que éstos últimos son auténticamente artesanoso y gentileza de la mamá de Raquel.
¡¡Muchas gracias!!
Como podréis apreciar, vuestros/as hijos/as dieron buena cuenta de semejante banquete..
1 comentario:
La mamá de Raquel está encantada de poder colaborar por el bien de nuestros hijos/as. Ha sido todo un placer, aunque las horas fueran un poco taciturnas,los he hecho con todo el cariño.Lo mejor de todo,sin duda:que no haya quedado ni uno.
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