Con detalles como este, se consigue que los días se encaren de otra forma y se descubran tonalidades que pensábamos que no existían. Mucho más en las circunstancias por las que estamos pasando, donde la monotonía es casi nuestra compañera de viaje.
Nada más llegar, mientras yo estaba preparando el trabajo del día, noté unos golpes en la pierna, cuando me volví apareció Miguel y en su mano este ramillete de flores, una sonrisa de oreja a oreja y una vocecita que decía: es para ti!!! Llegó con toda la ilusión del mundo para regalarme este precioso ramo de "milagrillos" que la tarde anterior había recogido durante un paseo con su familia por el campo. Este es un claro ejemplo que las cosas más importantes de la vida no se compran ni tienen precio.
Hay profesiones que están bendecidas, esta es una de ellas...
MUCHAS GRACIAS!!!
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