sábado, 18 de abril de 2015

Taller de participación familiar. Jimena.


El pasado jueves pudimos disfrutar de la visita de la familia de Jimena que nos enseñaron a algo muy importante en nuestra vida diaria:  la exteriorización y manifestación de emociones y sentimientos.
Algo sobre lo que quizás no nos detengamos a pensar pero que es regulador en nuestras relaciones interpersonales.


 Una vez que explicaron las distintas formas que tenemos de expresarnos sin utilizar la palabra, realizamos un pequeño calentamiento de los distintos segmentos corporales.




El primer ejercicio que hicimos consistía en trabajar la discriminación auiditiva. Para ello, Jimena extraía una papeleta con el nombre de un/a niño/a que de espaldas a la resto debía reconocer la voz de un/a compañero/a que había sido seleccionado al azar con el mismo sistema.






 Seguidamente fue el sentido del tacto al que le tocó participar. Con los ojos vendados y siguiendo el mismo sistema para elegir a los participantes, un/a niño/a, debía reconocer a un/a compañero/a tocando su cara, pelo...






 A continuación potenciamos el sentido del olfato. Fueron diversos los elementos que tuvieron que descubrir y que poseían un olor característico: embutido, naranja, colonia...




Una vez trabajados los sentidos, le tocó el turno a las emociones: alegría, tristeza, sorpresa, miedo...De esta forma algunos/as de vuestros/as hijos/as tuvieron que dramatizar estas emociones para que sus compañeros/as la adivinaran.


En estas fotografías podéis ver lo bien que lo hicieron...




Para comprobar que estas emociones y movimientos lo pueden manifestar nuestros/as amigos/as jugamos al juego del espejo, donde tenían que imitar las acciones que realizaban el/la compañero/a que se encontraba frente a el/ella.




Aprendimos también a sentir la música, los diferentes ritmos y la asociación a estados de ánimo. Es decir, a mayor velocidad, más actividad y a la inversa...
Con la ayuda de la PDI, oyeron la Marcha Radetsky donde se contempla perfectamente el contenido que queríamos trabajar.





 Finalmente, después de tanta actividad, lo más aconsejable era relajarnos. Para ello se procedió a una sesión en la que a través de movimientos imitativos, relajamos todas las partes del cuerpo.








A la hora de la despedida, como no podía ser de otra forma, vuestros/as hijos/as se volcaron en las muestras de cariño y afecto por todo lo que habían aprendido.
Y no es para menos, porque tanto por la elección del taller, la preparación previa del mismo, los recursos utilizados, la disposición de esta familia, la implicación en la actividad, la distribución del tiempo y la originalidad de la experiencia solo me queda decir, haciéndome portavoz casi con toda seguridad de todos/as vosotros/as,...

¡¡MUCHÍSIMAS GRACIAS!!




1 comentario:

Unknown dijo...

Hola manolo te mando un besito. Soy candela. Ah por cierto mañana es mi cumple